Desde hace un tiempo, Michels & Lew colabora con la Asociación Nacional para la Prevención de la Muerte por Ahogamiento (NDPA, por su sigla en inglés), una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es educar al público en general a fin de lograr prevenir muertes por ahogamiento tanto de niños como de adultos.
Si bien la mayor parte de los padres conoce el riesgo de morir ahogado en aguas abiertas, como el mar, un lago o un estanque, o incluso en la piscina del vecino, muchos no han considerado la posibilidad de que su hijo pueda ahogarse en la escuela.
Sin embargo, para algunos padres esta posibilidad se convirtió en realidad. Por ejemplo, para la familia de John E., quien se ahogó durante la clase de Educación Física mientras cursaba tercer año en la escuela secundaria Central Coast. Un compañero observó al joven de 17 años en el fondo de la piscina y dio aviso al profesor a cargo. Sin embargo, cuando lo sacaron a la superficie, ya era demasiado tarde.
Un vacío peligroso en la Legislación de California.
Habría menos posibilidades de que las muertes por ahogamiento ocurrieran durante una clase de Educación Física si las escuelas públicas se vieran obligadas a contratar socorristas durante dichas clases.
Sin embargo, debido a un vacío en la legislación de California, no se requiere socorristas en las escuelas públicas. Según el Código de Salud Pública y Seguridad del estado, no es necesario legalmente contar con un socorrista a menos que la escuela cobre una cuota. Dado que las escuelas públicas no cobran a los estudiantes el uso de la piscina, no tienen la obligación de contratar socorristas para protegerlos durante las clases de natación –incluso en los casos en que estas clases son obligatorias.
Dado que la legislación del estado no obliga a que los socorristas estén de turno durante las clases de natación, queda a criterio de cada distrito escolar decidir si proveer uno o no. Sin embargo, muchas escuelas por desgracia deciden no hacerlo. En cambio, cuentan tan solo con el profesor de Educación Física.
Como algunas clases tienen 30 o más estudiantes, resulta imposible para un profesor de Educación Física, que tal vez ni siquiera tenga la capacitación necesaria en Seguridad Acuática, mirarlos a todos en forma simultánea y a la vez darles clase. Dado que un niño sumergido pierde la conciencia en menos de 90 segundos, es posible que el profesor, ocupado en controlar una clase completa de estudiantes secundarios tal vez revoltosos, no se percate de la falta de alguno hasta que sea demasiado tarde.
Por más de 20 años, tanto padres como defensores han intentado lograr cambios en la legislación de California para que los socorristas sean obligatorios durante las clases de educación física en las escuelas públicas. Sin embargo, hasta ahora su esfuerzo ha sido infructuoso. ¿Qué pueden hacer los padres?
Cada año, 1500 niños pierden la vida en accidentes de ahogamiento. El 37% tiene menos de 4 años, lo cual convierte a la muerte por ahogamiento en la segunda causa de muerte de este grupo etario.
La mayoría de las muertes accidentales por ahogamiento sucede en piscinas o tinas de hidromasaje particulares, zonas que los padres pueden controlar y hacer lo más seguras posible para sus hijos. Algunas de las formas de hacer esto son:
- Instalar una cerca que rodee los cuatro lados de la piscina, con una puerta que se cierre y trabe automáticamente.
- Instalar una alarma en la puerta de la cerca.
- Instalar un teléfono cerca de la pileta para usar ante una emergencia.
- Contar con elementos de seguridad, incluyendo un anillo salvavidas.
- Jamás dejar a niños de ninguna edad en la piscina sin supervisión.
- No utilizar juguetes, incluyendo colchonetas y elementos de flotación, como si fueran salvavidas u otro equipamiento de seguridad.
- Aprender RCP.
- Sacar los juguetes de la piscina y zona aledaña.
- Cubrir la piscina con un cobertor automático cuando no sea utilizada.
Los padres deberían inscribir a sus hijos en clases de natación cuando son pequeños. Sin embargo, es importante entender que incluso los niños que saben nadar pueden ahogarse. Los padres no deben creer que los niños que saben nadar no se pueden ahogar y deben supervisarlos de la misma forma en que supervisarían a los niños que no saben nadar.
Aunque las escuelas públicas no estén obligadas por la ley a proporcionar un socorrista, sí deben tomar los recaudos necesarios para que sus niños estén seguros. Sea un padre informado y consulte en la escuela de su hijo qué medidas toman para prevenir la muerte por ahogamiento.
Si un ser querido resultó herido o murió como consecuencia de ahogamiento en una piscina, comuníquese hoy mismo con los abogados experimentados del Bufete de Abogados Michels & Lew.